El equipo perfecto, según investigaciones científicas, está formado por ocho perfiles diferentes.

  1. Líder o coordinador: Es el responsable de definir, cuántas personas necesita, qué habilidades necesita desarrollar cada miembro y cuáles son sus debilidades. Es quien además guía al equipo a sus objetivos a través de la motivación y la escucha activa.
  2. El impulsor: Se caracteriza por su dinamismo, energía y capacidad resolutiva para resolver cualquier problema y su tarea se centra en presionar al resto del equipo, pulir las discusiones, los resultados y dar forma a las actividades, pero a diferencia del Líder, al impulsor le gusta que haya alguien que ejerza control sobre él y le diga lo que tiene que hacer.
  3. El creativo: Es innovador, su imaginación no para de trabajar y confía mucho en sus posibilidades. Prefiere buscar y aportar diferentes ideas antes que hacerlo como siempre, por el método tradicional.
  4. El observador: Es una persona introvertida, le cuesta expresar lo que opina (a no ser que se la pidan) y pocas veces toma la iniciativa. En cambio, es inteligente, crítico, objetivo, tranquilo y evalúa muy bien las consecuencias de las decisiones tomadas. Es la persona que mejor analiza el negocio desde otra perspectiva, ya que contrasta la viabilidad de las ideas, propuestas y resultados.
  5. El disciplinado: Es inflexible y se paraliza cuando tiene que enfrentarse a cambios y nuevas oportunidades. Esa manera de hacer las cosas tan perfectas hace que sea productivo en su trabajo. Le gusta que alguien le marque su camino y es eficaz en su planificación de tareas y en el desarrollo de las mismas.
  6. El mediador: Es aquel que evita tensiones y se esfuerza en ofrecer soluciones favorables a los problemas que puedan aparecer. Es una persona sociable, que escucha activamente a los demás, ayuda y se centra en que todo el mundo se sienta cómodo y contento.
  7. El investigador: Se ilusiona rápido cuando empieza un proyecto nuevo, pero va perdiendo el interés a medida que pasa el tiempo. Su habilidad comunicativa les facilita la tarea de hacer contactos útiles para la organización.
  8. El perfeccionista: Dispuesto a trabajar las horas que hagan falta para que el proyecto sea exitoso. Es meticuloso, se exige mucho consigo mismo, a veces de forma exagerada, y es una persona inquieta. Es una pieza clave cuando los miembros del equipo no cumplen con los plazos fijados o no profundizan demasiado en sus tareas.

Y tú, ¿con cuál de ellos te identificas?