La creatividad no es un acto, como suele creerse, relajado, ingenuo y sencillo. Muy por el contrario…

Reconocidos expertos como Daniel Goleman cuentan que, “si hablas con personas que han hecho cosas realmente creativas, te hablarán de las largas horas, la angustia, la frustración, de la preparación que tiene lugar hasta que algo hace clic y ¡bum!, das un gran salto hacia adelante. Pero no pueden dar un gran salto sin devanarse los sesos”.

La creatividad tiene que ver rotundamente con la conciencia de nuestras emociones, con nuestra capacidad de percibirlas y ponerlas en juego. Con nuestra vivacidad para capitalizarlas, para aprovecharlas en función de un contexto de oportunidades. Con nuestra capacidad de empatía con el entorno, con nuestra posibilidad de sentir.

En KMP, decidimos abrir un nuevo mes del año proponiendo agudizar nuestra inteligencia emocional, donde el espíritu creativo se concentra en la importancia de la creatividad tanto en la vida personal como laboral, para transformar los procesos, cambiar los pasos y métodos, idear, planear bajo esquemas nunca antes pactados, transformar, etc.

Porque como dice Goleman , la creatividad no es una virtud privativa de los artistas, es un acto inherente al ser humano y su presencia o ausencia depende mucho del entorno, de la confianza que el individuo reciba de sus pares, sus allegados o sus jefes tanto como de sus seres más queridos.

En este mundo plagado de estímulos, es importante escuchar nuestras emociones, ser apasionados por algo, creer en nuestra capacidad de crear, de cambiar y realizar.

“La creatividad comienza con la afinidad con algo. Es como enamorarse. Lo más importante, al principio, es que un individuo sienta algún tipo de conexión emocional con algo.” Daniel Goleman